Cuando lo que queremos nos impide ver agradecidos lo que tenemos.
Cuantas veces hemos escuchado el refrán que dice, "Más vale pájaro en mano que cien volando" y hemos pensado que puede ser algo real y cauto, sin embargo muchas veces no valoramos lo que tenemos, porque nos enfocamos en lo que esperamos o deseamos.
Entiendo que es una característica de estos tiempos donde todo es al instante y muchas veces desechable, que es premiado que estemos un paso delante de todo, siendo raudos y veloces en todo lo que hacemos y previendo lo que ha de pasar. Pero ésta urgencia, lejos de hacernos seres efectivos, nos impide enfocarnos, disfrutar cada instante, apreciarlo y valorarlo en su justa medida,
Una vez más al regar las plantas del balcón he recibido una nueva enseñanza; esta vez, fueron los lirios. Hace dos días me di cuenta que de uno de los lirios matizados brotaba en la cepa, una flor. Estas flores duran varios días en salir y luego que abren tardan un par de días más, antes de marchitarse, así que esta vez las disfrutaría en su proceso completo día tras día.
No fue sino hasta hoy en la mañana al ver que había crecido bastante y dándole la vuelta a la canasta para regarla, que fui presa del asombro. Justo detrás de este lirio había un tallo doble de flores abierto en el bulbo vecino. iNo lo podía creer! Llevaba ya tres días observando en crecimiento el brote del otro bulbo y no me había percatado de esta flor a pesar de que estaba en todo su esplendor y de que su color rojo y blanco era muy llamativo.
Cuantas veces nos pasa en nuestro día a día, vamos en camino preocupados por la llegada tanto pero tanto, que nos perdemos todo lo que pasa en el transcurso del viaje. Queremos una casa más grande con patio y no arreglamos el apartamento como realmente queremos; queremos rebajar unas cuantas libritas y no estamos arreglándonos como quisiéramos porque eso lo haremos cuando rebajemos. Este trabajo es mientras tanto, pero algún día tendré el que quiero y seré feliz ... en fin todos los deseos que pueden ser buenos y válidos, nos impiden vivir a plenitud el presente, que como su nombre lo indica es un gran regalo.
La idea no es que seamos conformistas sino todo lo contrario que estemos enfocados y alertas con todos nuestros sentidos. Que tengamos un corazón agradecido por todo lo que podemos disfrutar y contar nuestras bendiciones cada día, deteniéndonos a observar cada color que presenta el cielo, cada olor de las flores al pasar, cada nueva risa, la brisa fresca y todas las muestras de cariño y cuidado que nos son dadas y que quizás no estamos ni siquiera viendo por prestar toda nuestra atención a lo que ha de venir.
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