Foto: Ricardo Cordero |
El
invierno tiene la particularidad de hacernos pensar que todo ha terminado. En
este ciclo de la naturaleza vemos como muchos árboles parecen muertos y sobre
todo aquí en Canadá donde el frío llega a los 44 grados Celsius por debajo de
cero. Podemos creer que debajo de todo ese hielo ya no queda nada, que todo ha muerto.
El verano
pasado cuando llegamos, nos enamoramos de las horas de sol aquí en Edmonton que pueden llegar a la 11:45 de la noche. También nos encantaron todas las actividades que hacen, ya que muchos llaman a este pueblo, la
ciudad de los festivales. Pero sabíamos también que el invierno es uno de los más fuertes.
Estábamos en casa de nuestros hermanos Ricardo e
Isadora quienes nos recibieron al llegar y una de esas tardes soleadas nos dispusimos a
hacer algunos trabajos en su jardín.
Habían
cambiado una planta del frente por un pino, dejando sin plantar un hermoso
árbol de flores blancas que luego iban a trasladar a otro lugar y nos pusimos a
ello. La jardinería es una de mis pasiones así que como sabrán estaba en mis
aguas.
Hicimos un hueco bastante profundo y grande, colocamos con cuidado el árbol
donde Isadora lo quería y apisonamos bien toda la tierra a su alrededor, le mojamos y listo. Ya de antemano sabíamos que perdería parte de su follaje y que
luego de un tiempo veríamos si se adaptaba al cambio, pero este proceso de adaptación no es
nada fácil.
Les
comparto entonces el proceso que se aplica a otras áreas de nuestras vidas que
requieren un cambio. De antemano te digo que es un trabajo en equipo.
1- Evaluar lo que quieres: dice mi amiga y coach Astalicia Rosario que el
que no sabe para donde va, ya llegó, y en este caso ya Isadora sabía
exactamente lo que quería. Si te dispones a hacer cualquier cambio en tu vida,
evalúa donde estás en este momento, así podrás determinar lo que necesitaras para llegar
a la meta. Describe en una frase cuál será el resultado esperado.
2- Estudiar el proceso de otros: en este caso yo tenía la experiencia de
jardinería por lo que pudiéramos decir que había un experto en el equipo, pero de
no ser así debemos consultar. Hay mucha información gratuita o expertos en cada
área en la que desees hacer un cambio y así ver el proceso que ya otros han
recorrido y tomar en cuenta las similitudes para la planificación. Siempre hay ayuda disponible si buscamos.
3- Planificar: hacer una ruta concreta de lo que hay que hacer debe incluir los
tiempos, los recursos humanos y económicos necesarios, así como asignar responsabilidades. También debemos conversar con todos los afectados para que estén claros los sacrificios, responsabilidades y beneficios de cada uno. Recuerda es un trabajo en equipo.
4- Accionar: esta muchas veces es la parte en la que nos entra el miedo. Nos
ponemos a pensar si será lo correcto y nos asaltan los “Y Si”: y si no era
esto, y si me estoy equivocando y si luego me arrepiento. Pero el miedo es sólo
una puerta que hay que cruzar y nadie que ha logrado algo, lo ha hecho sin
miedo, sólo se ha dispuesto a hacerlo a pesar de el. Para enfrentar el miedo
también hay muchos recursos disponibles pero más adelante les daré en otro post
recursos que utilizo.
5- Revisar: muchas veces luego de terminado el proceso nos quedamos ahí,
pero la revisión del paso a paso y la comparación con los resultados que
esperábamos nos dará una idea clara de si hicimos todo lo que teníamos y debíamos
que hacer. Esto nos permitirá hacer los ajustes necesarios antes que sea tarde.
6- Esperar: si, ya se lo que me van a decir, yo era de las que decía que eso
de esperar no era para mi y que Dios cuando me hizo se le olvidó ponerme la
dosis de paciencia. Pero no se le olvida nada! Es que la paciencia es de esos frutos del Espíritu Santo que aprendemos
en el HACER. Por algo la paciencia es la ciencia de la paz o estar en paz mientras esperas. Así que ya sabrán que para mi nunca ha sido fácil esperar por mi naturaleza
hiperactiva.
Pero los resultado en cada situación estarán sujetos a un tiempo
de espera distintos. Puedes comparar un poco cuanto tiempo les ha tomado a otros que ya
han pasado por el mismo proceso, pero esto siempre estará sujeto a cada caso en
particular.
Cuando
decidir si no ha sido fructífero el cambio requiere tiempo y una revisión final
para evaluar los resultados. En muchas ocasiones nos desesperamos y no vemos los resultados por la impaciencia,
porque tiramos la toalla antes de tiempo.
Si hubiéramos decidido quitar la
planta y echarla a la basura cuando perdió todas sus hojas y creíamos que estaba
muerta, nos hubiéramos perdido el espectáculo que tendremos en este verano. Pero
la revisamos después de unas semanas y vimos que a pesar de haber perdido todo el follaje, seguía verde en su interior, entonces era cuestión de tiempo.
Después
de 9 meses como si hubiera sido una criatura en gestación, Isadora
me manda esta semana una foto (que es la que hoy ven aquí) y me dice: negra esta viva nuestra
planta, lo hemos logrado. Esto me ha hecho reflexionar en muchos aspectos. En
nuestros procesos de cambio, en lo que debemos hacer, en lo que esperamos del
proceso y es lo que hoy les he compartido.
Los
cambios siempre estarán, son una constante en nuestra vida. Hay personas que
siempre estudiaron en el mismo colegio y otras que como yo, estuvieron en 6 diferentes por
circunstancias de la vida y que aprendimos a ver el cambio como algo positivo que
nos permite evolucionar.
Entonces llega el momento en el que no lo esperas,
sino que empiezas a generar los cambios tu misma y abrazas el cambio como algo positivo, como lo que es, una nueva oportunidad.
Gracias
Señor porque podemos ver tu mano acompañándonos y abrazar el constante cambio
como una forma de aprender a desapegarnos y parecernos más a ti.
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